Argentina ingresa en una nueva era en su historia política con la elección de un ultraderechista en la presidencia. El economista Javier Milei, candidato de La Libertad Avanza, obtuvo 55,7% de los votos en el balotaje, frente a 44,3% del abogado peronista Sergio Massa, postulante de la coalición Unión por la Patria, con 94% de las mesas computadas.
El resultado indica que Milei (Buenos Aires, 1970) cosechó la inmensa mayoría de los votos del 23,8% que había sufragado por la derechista Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio, en la primera vuelta. Con ese dato, otro ganador de la elección, apenas un escalón debajo de Milei, resulta el expresidente conservador Mauricio Macri (2015-2019), quien brindó el apoyo al ultraderechista tras la primera vuelta, al costo de desarmar su propia coalición.
El extremista obtuvo grandes triunfos, superiores a los cuarenta puntos porcentuales, en provincias relevantes por su peso electoral como Córdoba (centro) y Mendoza (oeste). También ganó con claridad en Santa Fe (noreste), la ciudad de Buenos Aires (este) y la Patagonia.
Massa (San Martín, 1972) necesitaba una ventaja amplia en la provincia de Buenos Aires para contrarrestar la ventaja del ultra en la zona central del país. No la obtuvo, fue casi empate. El peronista superó a Milei por apenas 1,5 puntos porcentuales en esa provincia en la que reside 37% de los argentinos.
La contundencia de la victoria extremista, superior a la prevista en las encuestas más favorables a Milei, llevó a Massa a reconocer la derrota pasadas las ocho de la tarde (medianoche de España), antes de que se difundieran los datos oficiales.

“Que se hagan cargo”
A las 10 de la noche, Milei se dirigió a sus partidarios reunidos en torno al Hotel El Libertador, en el centro de Buenos Aires. La euforia de un público con mayor peso de jóvenes y hombres era evidente por un triunfo construido en tiempo récord por un economista ultraliberal, excéntrico y violento, que surgió de las pantallas televisivas, la consultoría y un puesto alto en Corporación América, un emporio con intereses en aeropuertos, hidrocarburos y construcción. Milei contaba con una única experiencia electoral, en los comicios de medio término en 2021.
“Hoy es una noche histórica para la Argentina”, comenzó el presidente electo. Repitió su añoranza del supuesto desarrollo alcanzado por Argentina “como primera economíá mundial” entre fines del siglo XIX y principios del XX, cuando un país con un vastísimo territorio muy poco poblado recién configuraba sus fronteras y sumaba a millones de inmigrantes, y cuando el mundo demandaba los productos agrícolas de la pampa fértil.
La transición hacia el cambio de mando, el 10 de diciembre, enciende las alarmas en una economía sometida a tensiones cambiarias, sin dólares en el Banco Central. El riesgo de una explosión hiperinflacionaria está a la vuelta de la esquina
Milei fue recibido en el escenario su hermana Karina, una persona con experiencia en hablar con espíritus que se encarga de llevar las finanzas de La Libertad Avanza, cobrar consultorías y administrar colaboradores, y a quien el presidente electo llama “el jefe”.
El economista puntualizó el agradecimiento a Macri y Bullrich por apoyarlo “desinteresadamente” para el balotaje. “En un acto de grandeza, pusieron el cuerpo para defender el cambio que la Argentina necesita”, celebró.
La transición hacia el cambio de mando, el 10 de diciembre, enciende las alarmas en una economía sometida a tensiones cambiarias, sin dólares en el Banco Central. El riesgo de una explosión hiperinflacionaria está a la vuelta de la esquina, lo que, para los planes de dolarización de Milei, sería útil, según dijo el propio economista mientras era candidato.
En ese sentido, el presidente electo no hizo ningún esfuerzo para mitigar los peligros. “Que se hagan cargo de su responsabilidad hasta el final del mandato, el 10 de diciembre”, dijo en una respuesta al reclamo que había hecho el candidato derrotado y ministro de Economía, Massa, dos horas antes, para que el electo brindara “certezas y garantías” en la transición.
El ultraderechista también advirtió solapadamente que reprimirá las protestas. “Sabemos que hay gente que se va a resistir. Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”. En el pasado, Milei dijo que no tolerará manifestaciones que interrumpan el tránsito. Las protestas callejeras de organizaciones sociales y sindicatos son habituales en Argentina.

“En esta nueva Argentina, no hay lugar para los violentos”, dijo Milei. Tanto el presidente electo como Macri, Bullrich y la futura vicepresidenta, Victoria Villarruel, han celebrado en el pasado casos de “gatillo fácil” que terminaron en muertes de presuntos delincuentes y hasta algún manifestante.
“Los cambios que la Argentina necesita son drásticos; no hay lugar para gradualismo, no hay lugar para medias tintas”, dijo Milei, una vez más, con una letra inspirada en Macri, quien, en dos libros, esbozó como única autocrítica de su fallida presidencia el no haber ido a fondo.
En las afueras, la multitud entonó un cántico a repetición: “Cristina se va presa”, coreó, en referencia a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, blanco por excelencia de la derecha argentina.
Massa, en recuento de daños
“Quiero agradecerles a todos aquellos que en esta discusión de dos propuestas de país que se ponían en juego: gremios, organizaciones sociales, organizaciones de la sociedad civil, y a la conmovedora micromilitancia en el subte (metro), en el barrio, casa por casa”, dijo a su turno el candidato y ministro de Economía, escoltado en el escenario en un centro artístico en el barrio de Chacarita por su esposa, Malena Galmarini, el postulante a vicepresidente, Agustín Rossi, y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, entre otros dirigentes.
En los días previos, Milei, Bullrich y allegados habían atizado la idea de que la alianza gobernante podría cometer fraude, algo impensable en el sistema electoral argentino, que no registra antecedentes de esa índole en el pasado siglo. Massa, circunspecto, aludió al tema: “La Argentina tiene un sistema democrático sólido, que además es transparente y respeta siempre los resultados”.
El postulante derrotado salió bien parado en un peronismo sometido a años de una pelea extenuante entre el presidente y la vicepresidenta, quien se aproxima a su ocaso político tras haber protagonizado la vida pública durante dos décadas. Ambos gobernantes salientes tienen bajos índices de aprobación al cabo de un gobierno que, pandemia, guerra y sequía histórica mediante, no logró revertir, y en algún caso empeoró, la crisis social, cambiaria y de deuda legada por Macri en 2019.
Cristina se aproxima a su ocaso político tras haber protagonizado la vida pública durante dos décadas
“Había dos caminos. Elegimos el de la defensa del sistema de seguridad en manos del Estado (en lugar de la libre venta de armas); promover y defender el camino de defensa de la educación pública y la salud pública (antes que la privatización) como valores centrales”, dijo Massa con un mensaje medido que lo coloca como jefe de la oposición.
“Elegimos defender a la industria nacional, al trabajo argentino, a nuestras pequeñas empresas y a los trabajadores con derechos porque es la mejor forma de construir movilidad social ascendente y el progreso para nuestra nación”, completó.

El postulante derrotado se dirigió a “los once millones de argentinos que nos acompañaron”. “Hay miles y miles de argentinos como los que están acá que tienen la convicción y el valor de defender este país inclusivo en el que creemos… con igualdad de oportunidades y una Argentina justa”, dijo.
Fernández, ausente; Macri, renacido
El presidente Fernández fue uno de los grandes ausentes de la campaña junto a quien resultó ser la gran opositora a su gestión, Cristina. El jefe de Estado reconoció “el veredicto popular” y se dijo dispuesto, vía Twitter, a “trabajar en unidad con todos los sectores que integran el movimiento nacional que siempre luchará por una patria justa, libre y soberana”.
La derechista Bullrich, en tanto, expresó: “Te felicito, de corazón”. “Ganó el cambio profundo por el que venimos trabajando hace años”, agregó.
La excandidata conservadora, llamada a ocupar una posición relevante en el ejecutivo ultra, completó el giro de su carrera política. Al calor de la campaña para la primera vuelta, Milei la había calificado como “montonera asesina” y la había acusado, falsamente, de colocar bombas en jardines de infantes, porque Bulrich había sido peronista de izquierda en la década de 1970. Sus dos primeros novios permanecen desaparecidos. Cinco décadas después, su vida la encuentra apoyando a Milei y a la vicepresidenta electa, Victoria Villarruel, que son abiertos negacionistas del terrorismo de Estado.
La apuesta de Macri por Milei, que provocó que algún moderado de su partido, PRO, y de la más centrista Unión Cívica Radical (UCR) se pararan en la vereda de enfrente, conllevaba el riesgo de poner punto final a su carrera política y amenazaba su objetivo de recuperar la presidencia de Boca Juniors. Con el resultado dado, la influencia de Macri se proyecta.
El expresidente advirtió que no aspira a cargos, aunque en negociaciones que encontraron resistencia en el entorno de ejecutivos de empresas y traders financieros que rodean a Milei, reclamó para sus allegados responsabilidades en la política de infraestructura y en justicia. Como La Libertad Avanza no tiene estructura y Milei es nuevo en la política, es esperable que los dirigentes de Juntos por el Cambio que siguieron a Macri asuman posiciones en el Estado a partir de diciembre.
Una agenda de choque
El cúmulo de propuestas retrógradas de Milei y Villarruel es infinito y promete sacudir la política argentina.
En el plano de los derechos humanos, Villarruel lleva la voz cantante del negacionismo y hasta la reivindicación de la dictadura militar que causó 30.000 desaparecidos entre 1976 y 1983. La vicepresidenta electa acusa a diario a hijos, padres y hermanos de desaparecidos de ser familiares de “terroristas”. Esta abogada lleva casi tres décadas de coordinación con represores de detenidos y sus abogados, con quienes escribió libros y difundió su versión de la historia.
Villarruel anticipó que tratará de convertir el sitio de memoria histórica ubicado en la ex Escuela Superior Mecánica de la Armada, norte de la capital argentina, desde el que desaparecieron 5.000 argentinos durante la dictadura, en un parque público “para que disfruten todos los argentinos”.
Los policías que cometan actos de violencia institucional tendrán defensores en los nuevos gobernantes, a la luz de declaraciones pasadas.
Ayer fue un día en que volvieron a circular viejos automóviles Ford Falcon de color verde, emblema de los secuestros de la dictadura. Se los vio en la ciudad de Buenos Aires y en Jujuy, según imágenes que se viralizaron en redes sociales.
Milei planteó que tratará de revertir la ley de interrupcíón voluntaria del embarazo sancionada en 2020, que desactivará la educación sexual integral porque la considera adoctrinamiento, que someterá la política exterior al eje de Estados Unidos e Israel, que no tendrá relaciones institucionales con Brasil y China (los dos principales socios comerciales de Argentina) porque sus presidentes son “comunistas”, que privatizará la estratégica Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) y que aplicará un recorte de gastos mucho mayor al que reclama el Fondo Monetario Internacional.
En cuanto a medidas que el economista —surgido en carrera fulgurante desde las pantallas televisivas a fuerza de insultos y violencia explícita— denomina de segunda y tercera generación, se encuentran la venta de órganos, niños, calles, animales, ríos y mares.
Quedó en entredicho si el futuro presidente llevará a cabo la privatización total de la educación y la salud, porque, aunque lo prometió muchas veces, en las últimas semanas se desdijo.
Para todas esas medidas, necesitará de mayorías parlamentarias con las que no cuenta, ni siquiera con el apoyo de los diputados y senadores que responden a Macri.