Los vinos de La Gomera: Un recorrido por su historia

Vinos de La Gomera
En la isla de La Gomera como en las siete restantes del Archipiélago Canario todavía quedan vestigios de aquel pasado esplendoroso donde los vinos canarios llegaron a ser codiciados por medio mundo. En muchas zonas de la Isla se pueden observar aún numerosas terrazas de cultivo que se extienden por zonas casi inaccesibles, pero que en el pasado estuvieron cubiertas por viñedo: zonas altas de Hermigua, Tamargada, Chipude, etc.
Con anterioridad a la conquista de Cananas se cree que la vid no existía en las Islas, basándose la agricultura de los aborígenes en unos pocos cultivos como la cebada, el trigo y en algunas ocasiones los guisantes y las habas. Es pues por manos de los conquistadores y en el siglo XV cuando tendrá lugar la introducción de la vid.
La vid encontró condiciones óptimas en el Archipiélago, tanto por le que se refiere al clima, seco y soleado, como a las calidades del suelo. Viera Y Clavijo decía «Los terrenos secos, ligeros, pedregosos areniscos, mezclados de lavas de volcán desmenuzadas, y que se levantan en cerros, colinas, lomas y laderas, son los que ordinariamente producen los mejores vinos |…|»
Es en la primera mitad del siglo XVI y con la caída del cultivo de la caña de azúcar es cuando le vid cobra importancia y se extiende. De La Gomera existen referencias por aquellos años diciéndose lo siguiente : «Casi tocos los campos insulares están llenos de viñedo…. y La Gomera aunque su vino era seco y agrio, impropio para la exportación, cultivaban como en Tenerife las viñas sobre las faldas de las montañas o en andenes que recuerdan las terrazas egipcias e incaicas» (Morales Padrón, 1955). Frutuoso, un viajero portugués del siglo XVI comenta acerca de la Isla: «Aunque es pequeña produce mucho pan. vino, azúcar, quesos».
Como se puede observar, por aquellos años se cultivaban mucho las viñas en La Gomera y se producía mucha cantidad de vino, aunque el reconocimiento hacia los mismos no era muy halagador. Uno de las condiciones que se consideraban importantes en aquella época para el tráfico de productos, entre ellos el vino, era la privilegiada situación geográfica de la Isla, siendo una zona de escala para los navíos que viajaban desde Europa hacia las Indias Occidentales y Orientales.
En el siglo XVII los puertos insulares sostenían un gran tráfico internacional movilizándose toda la actividad humana en el cultivo y elaboración de los caldos. En La Gomera «La producción era reducida, obteniéndose unos vinos de baja graduación, poco aptos para navegarías, aunque sus habitantes conseguían unos tipos de clarete excelentes y el máximo de rendimiento por unidad de cultivo» (Bethencourt Massieu 1991).
A finales del siglo XVII comienza la decadencia del sector vitivinícola acentuándose a lo largo del siglo XVIIL George Glas, un viajero del siglo XVIII nos habla del vino de La Gomera diciendo.» El vino gomero en general es flojo, pobre y áspero. y por tanto no adecuado para la exportación: sin embargo una parte de este, cuando tiene años sobrepasa al mejor de La Madera (Madeira) en cuanto gusto y aroma, aunque es claro como el agua y flojo como lo cerveza floja». De Hermigua Viera Y Clavijo en este siglo decía que «Está plantado todo el Valle de viñas» y que «se cogen como 600. pipas de vino». Agulo cogía «400. pipas de vino».
En la segunda mitad del siglo XIX las plagas de Oidio y Mildiu terminan casi con los viñedos canarios quedando la producción restringida al mercado local. En este siglo Juan De Castro por ejemplo decía de Hermigua «es el pueblo que mas emigración ha tenido para América de 2 años a esta parte sin duda por la perdida del viñedo» y de Vallehermoso tenía «Viñedos en todas las faldas de las montañas a los barrancos».
De todo lo relatado con anterioridad se podría deducir que los vinos gomeros no han pasado desapercibidos a lo largo de la historia, pero tampoco se han considerado vinos de calidad desde un principio. Quizás lo que se he citado sirva de ejemplo para intentar mejorar la elaboración de vinos en La Gomera y conocerlos mejor.
Fuente: Revista Eseken Nº 7 (La Gomera Enero – Febrero y Marzo de 1999)